La ciudad impone su ley
¿Qué tiene que ver Sebastián Salazar Bondy con el 2015, si en la memoria popular no es más que un escritor y poeta que “satanizo” Lima? Pues aunque pueda sorprendernos, muchos aspectos de su legado siguen vigentes en esta década que ya va por la mitad.
¿Qué tiene que ver Sebastián Salazar Bondy con el 2015, si en la memoria popular no es más que un escritor y poeta que “satanizo” Lima? Pues aunque pueda sorprendernos, muchos aspectos de su legado siguen vigentes en esta década que ya va por la mitad.
Hace 51 años Salazar Bondy agito a la “organizada” Lima con el ensayo Lima la horrible, donde desmantela y señala a lo que nombra como la Arcadia colonial, ese antiguo orden, pesada carga, totalmente anacrónica. “La Arcadia Colonial (sociedad idealizada en libros) es la envoltura patriotera y folclórica de un contrabando. Lima es por ello horrible, pero la validez de este calificativo depende de dónde nos situemos para juzgarla, qué código consultemos para medir sus defectos y vicios y a quiénes sentemos en el banquillo de los acusados. El objetivo de estas páginas es vindicar (defender) a la ciudad de la deplorable falsificación criollista y condenar, en consecuencia, a los falsos monederos”, nos advierte. Salazar fue un contestario, no sólo como escritor, también como persona.
Pero Sebastián nunca busco criticar a Lima, era un versátil que publicó diversas obras como teatro, narrativa y poesía. Escribió reportajes y opinaba sobre libros, quería establecer y formar parte de una crítica artística responsable.
Salazar responde a una requisitoria vital: la experiencia, integra e intensa, es la fuente primaria y el punto conclusivo en su poética. Si bien, inicialmente, se preocupó en depurar el virtuosismo de su lenguaje, a través de un ciudadano trajín introspectivo, su afán de recoger y testimoniar, o sea, el concebir su tarea desde un circulo dialógico, lo incito a expandir su horizonte poético y a incorporar en el la experiencia, menuda, pero esencial, aquella que define al hombre como ser múltiple y único.
Como crítico de arte y como gestor de lo mismo escribió muchos textos, ahora agrupados en el Una voz libre en el caos, Ensayo y crítica de arte. Siempre intento apoyar la irrupción del arte moderno en el Perú. Sebastián fue la primera figura modélica del entonces joven Vargas Llosa.
Su perspectiva de cambio en lo social y lo artístico sigue siendo válida en el nuevo milenio. Aunque una lectura exhaustiva de Lima la horrible no coincide con la Lima actual, el centro ya no es el corazón de la ciudad, si coincide con la poca memoria colectiva. Lima es construida por meros intereses de una clase. Pero ya esa es historia aparte.
Preocupado por el desarrollo de la cultura, Salazar Bondy bien merece ser recordado como lo que fue, un intelectual comprometido.